Publicado el 12/2/11 por: Adriel Patrón
Recordemos que sólo los dioses crean de la nada, pero como todavía somos humanos tenemos que crear de algo y también creer en ello. Por eso diseñar es crear, disponiendo de las cosas, proporcionándoles un orden que antes no tenían. Las circunstancias actuales han sido coadyuvantes de la consideración del diseñador como algo exclusivo del aspecto gráfico, es decir, cuando pensamos en la profesión imaginamos a alguien que se dedica a este campo de trabajo. Pero lo racional sería preguntar ¿diseñador de qué? ¿de interiores, de modas, de sistemas, de carreteras…?
Sin duda que los gráficos se merecen nuestro respeto por lo que hacen, pero el ámbito del diseñar se circunscribe a otros espacios; diseñar es crear, poietés, una de las palabras más ricas de nuestra historia; el poeta, en la antigua Grecia, era una de las profesiones más importantes y sagradas por su capacidad creativa. Así, trátese al diseño como lo que es, un campo más amplio que está cobrando importancia, el diseñador como un poietador, como creador…
Diseñar no es igual a construir, si existe algún otro verbo que se le asimile sería ingenieriar, que por supuesto sabemos que no existe. Tal acción precisa de mantener el crear en un estado interminable, además incluye cierto ámbito de cálculo de interacciones que es ajeno a otro tipo de acciones asociadas como: bosquejar, proyectar, disponer, planear, distribuir, repartir, simular. Esas palabras están asociadas al ámbito del diseño como lo veremos a continuación.
Esa nivelación propuesta indica que el diseñar es una forma de creación específica, por no decir la forma por antonomasia.
1. En un primer momento conocemos, es decir, pensamos en qué tipo de elementos tenemos para usar generando ideas –pensamos en sentido heideggeriano, decimos algo sobre lo que aparece y en el cómo se presenta.
2. Luego planeamos y hacemos proyectos de cómo hemos de disponer de esa información, herramientas o unidades; planear y proyectar tienen que ver con lanzar futuribles, tender líneas del presente al objetivo final.
3. Después, los distribuimos y repartimos mentalmente, este es uno de los niveles más complejos y aquí se diferencian drásticamente los tipos de diseño posibles, no es lo mismo diseñar un sistema económico complejo o una marca, que un copy de tarea para la clase de mercadotecnia; además, dependiendo del ámbito, requieren de tipos de inteligencias diferentes: lógicas o espaciales, interpersonales o musicales.
4. Al final, bosquejamos, o hacemos un símil construyéndolos así como deberían funcionar.
Diseñar es la matriz de esos elementos. La complejidad se presenta en todos los niveles, pero se incrementa en 2 y 3 cuando asumimos que nuestro diseño se enfrentará a otras personas, es decir, hay que calcular las interacciones entre los sujetos que participarán o serán la audiencia de la obra. Por ejemplo, en una organización si diseñamos su sistema de mercadotecnia, tenemos que proyectar y distribuir los elementos de tal manera que puedan interactuar adecuadamente con las finanzas, procesos y filosofía de la empresa. Si nos ponemos más exquisitos, hay que disponer también de los tipos de lugares en que los empleados de distintas áreas se encontrarán y cómo deben hacerlo de tal forma que aumenten la productividad del sistema.
¿Por qué es importante conocer el proceso?
Cuando pensamos en un diseño hay que proyectar sus posibles interacciones internas, pero también las externas. Al crear una obra de arte estamos disponiendo de los elementos que la componen, pero también debemos asumir que existen códigos específicos acerca de cómo decimos lo que decimos para que el otro lo pueda entender.
Hay que notar que en nuestro afán de explicar los procesos especificamos niveles o temporalidades en el sentido de sucesiones, pero es muy posible que el proceso se dé en un solo momento en nuestra mente. Así podemos entender cómo existen artistas que esculpen, pintan o componen según la mera “intuición”. De ahí su importancia.
Muchas veces pensamos, en un acto de rebeldía y estupidez, que seguir pasos mutila la creación. Sin embargo, como seres humanos estamos sujetos a procesos que pertenecen necesariamente a nuestra especie por la forma en que estamos constituidos fisiológica, anatómica, social y psicológicamente.
Al conocer el proceso del diseño podemos operar mediante los insumos necesarios en cada parte de la creación de manera que nuestros resultados sean los esperados. Es decir, en el conocer e idear, si nos ponemos el objetivo de diseñar un automóvil nuevo, los insumos que necesitamos son saber lo que hay en vanguardia, lo que se ha hecho y después buscar en nosotros o en el exterior, la mejor manera de distribuir de una manera original los elementos que tenemos. Podemos alterar el proceso de la creación como se nos antoje.
¿Diseño dónde?
Algunos nuevos e interesantes aspectos del diseño son:
- Diseñar OTL, on the line. Término acuñado por mis colegas en Roast Brief.
- Diseño de estrategias. Este campo es completamente nuevo en la forma porque como bien sabemos los militares, las organizaciones y en el ámbito económico se han valido de él por miles de años. Con la nueva teoría estratégica de Rafael Alberto Pérez la estrategia cobra un nuevo sentido, con ella podríamos desde cambiar al mundo hasta hacer mejores nuestras relaciones amorosas.
- Diseño de sistemas. Este es el campo en el que actualmente estoy trabajando, que se relaciona con el anterior y que tiene que ver con la comunicación como unidad de los sistemas sociales. Sirve para diseñar organizaciones y es un campo nuevo mencionado en textos de Peter Senge y Russell Ackoff.
A todos los que nos dedicamos a diseñar en nuestros respectivos ámbitos los invito a mencionar si consideran que al proceso le faltan pasos, así como también a mencionar si existen otros nuevos tipos de diseño en los que trabajan… porque como decía Alcmeón “la certeza es patrimonio exclusivo de los dioses”, por eso jamás estaremos satisfechos con nuestras creaciones…
Autor: Adriel Patrón
Investigador en el área de Comunicación Estratégica y docente de licenciatura en la BUAP. Consultor de organizaciones y corrector de estilo. Participó como ponente en la 8va. Bienal Iberoamericana de Comunicación, en la que se incluyó a importantes pensadores del mundo de la comunicación y las estrategias